Este mes febrero de 2020 se cumplen 13 años de mi blog LaRakeLa.com
Hay tanto contenido y he invertido tanto tiempo…, sin embargo durante casi dos años no encuentré las ganas de continuarlo, el tiempo se congeló también en versión virtual.
Qué extraño me parece haber pasado tantísimo tiempo escribiendo, como si dispusiéramos de siglos y no fuéramos a irnos en cualquier momento. De tantísimos temas, desde profusos análisis a ociosas crónicas de citas a ciegas pasando por reseñas de cine, libros…
Una de estas últimas citas experimentales:
- Y cuéntame Raquel, ¿a qué te dedicas?
+Tengo un servicio online de prendas personalizadas y hago también mi colección en serigrafía.
- He leído tu blog, sé por lo que estás pasando.
- Ajam
+ Quería que lo supieras.
- No pasa nada, escribirlo es a veces parte del duelo. No quiere decir que tenga que hablar ahora mismo de ello, ¿pedimos unas cañas?
+ Sí, claro, sólo quería que lo supieras.
- Si escribes de todo lo que te pasa, ¿escribes también sobre citas?
+ No escribo sobre todo lo que me pasa, no escribo ni una millonésima parte de lo vivido.
- He de confesarte que me lo pensé para quedar, me daba reparo meter la pata y que lo escribieras en el blog.
+¿Reparo? Eso es muy de abuela jejeje No te preocupes, sólo pongo los nombres de personas muy queridas e interesantes, de los demás no revelo la identidad.
- Vaya, no te parezco interesante, lo mismo cuando nos tomemos esas cañas te lo parezco.
+ Sí, la cerveza tiene precisamente esa misión jejeje
- ¿Te ha dado mucha pasta el blog?
+ Ni un euro.
- Pero si empezaste en el 2007, y has seguido…
+ Hago muchas cosas sin recibir nada a cambio.
- Algo harás algún día con todo eso, te da para escribir un libro.
+ Es posible.
- ¿Estás escribiendo un libro? Sí, si lo estás…
+ No, y si lo estuviera jamás lo diría.
- Pues se suele decir, es una manera de adelantar la promoción e ir ganando lectores.
+ Me gusta anunciar las cosas cuando están ya hechas, no fliparlo antes. Además, no quiero condicionar el comportamiento de nadie por hacerlo público. Que cada uno sea como es, la sorpresa luego es más bonita.
- Qué peligro tienes, RakeLa.
+ No, peligro tiene la vida, yo sólo aprovecho recursos para que esta cabrona no acabe conmigo.
- Dos cervezas más, por favor.
+ Ésa es la actitud.
- Es que quiero hacer lo posible para que mi nombre quede bien en tu obra.
+ Va a ser divertido ver que lo intentas, pero no escribiré tu nombre.
- Lo sabía, lo sabía, vas a hacerlo.
+ ¿El qué?
- El libro. Vas a tirarte a la piscina justo ahora que no tiene ni una gota de agua.
+ La llenaré yo misma, ya sea vasito a vasito.
- Vayamos entonces a La Plaza de Las Flores a por el tercer vasito.
La Plaza de Las Flores es uno de los sitios más bonitos de Murcia, lo relaciono más con mis tíos que con mis fiestas. Pero pasábamos mucho porque al lado vivía mi amiga Alicia Flores, ése era su apellido, es, sigue siendo su apellido.
Eran los noventa cuando la recojía y nos íbamos a Particular, La Colina, El Refugio, Bugatti, Maricoco, El Ladrillo, Espiral…, fascinante acabar la noche en Necro y Capítulo.
Ali lleva unos pantalones de cuero ceñidos de color vino que se te va la cabeza, tiene un armario divino y no le da ninguna importancia a todo su arsenal material, para ella sólo son cosas y ella busca lo contrario a las cosas, se refugia en ellas para paliar la intensidad de lo ausentado. Cada vez exige más cosas a gritos, porque la carencia es cada vez más asfixiante, antes ya la entendía, pero ahora lo hago más que nunca.
Sin embargo, si le decías que te encantaba lo que llevaba, se lo quitaba para dártelo. Había que llevar cuidado con eso.
Una noche estábamos en el Rastro del Cruce del Raal, nos habíamos vuelto locas con el descubrimiento del local e intentábamos ir todos los findes, además yo me había enamorado de un menda de Alcantarilla que era fijo del Rastro, mucho mayor que yo y con un espectacular gozo a la hora de bailar y vivir la fiesta. Apenas había yo cumplido los diecisiete y él sabía ya latín, griego y otras lenguas que te dejan muerta.
Le dije a Ali que cuando tuviera mi primera cita formal (de momento nos enrollábamos sólo a lo “because the night”), deseaba aparecer con esos pantalones. No dijo nada, a los cinco minutos apareció en shorts y con el cuero en la mano. Era invierno y llevaba sus flaquitas piernas de pelos erizados.
- Vuelve al aseo y póntelos, mira que te gusta dar el cante, ¿de dónde sacaste los shorts?
A Chelo no le ha subido aún nada, se pone paranoica cuando le ocurre y cree que todos miran y se quedan con la copla.
- ¿Qué va a pensar la peña cuando te haya visto con el pantalón y ahora casi en bragas? Pues que te has cogido a alguien en el aseo. Nada, no me dices de dónde sacaste los shorts.
+ No los saco de ningún sitio, Chelito…, siempre llevo unos puestos debajo para aparentar más cuerpo.
- ¿Y por qué no rellenas el culo comiendo?
+ Porque lo prefiero a tu sobrepeso, prefiero un culazo de quita y pon.
- Yo no he tenido sobrepeso en mi puta vida, ¿a que no, Raquel?
+) Qué va, estáis las dos de puta madre, sobre todo de la cabeza. Ponte los pantalones, cariño, hace mucho frío. Y tú, Chelo, súbete al barco y atraca allí tus paranoias.
En el centro de El Rastro hay un barco, no un trasto que simula un barco, sino una nave no pequeña, una verdadera maravilla que estimula las mareas colocantes de la sangre.
Quise impresionar a Jesús tanto como impresiona un barco en medio de una sala de electrobaile, así que cuando se acercó el día de mi 18 cumpleaños, lo invité a ir juntos a mi casa de Cabo de Palos. Por entonces no había móvil y se usaba el fijo sólo con los grandes amigos; cuando te pillabas por alguien de la noche, lograr quedar de día era un éxito brillante y luminoso.
Ahí estaba él con su coche rojo frente a mi casa y yo con los pantalones de cuero de Ali y una camiseta blanca del Vatios de Montesinos. Cuántas veces le he dejado a mi Samu esa camiseta, la consideraba pura leyenda.
Le mostré el Canto Gordo , las Escalerillas y el Cañonero, de noche fuimos al Chinchorro y a La Balsa. Allí Tere y su Heineken me guiñaron un ojo al ver lo alto, guapo y cañero que era el nuevo visitante.
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