Tú no eras mucho de escribir emociones a pelo, preferías transformarlas en canciones. Composiciones de guitarra eléctrica con las que disimular tu gran sensibilidad.
A veces, este ruido con el que intentabas tapar el ruido del mundo, te hacía petar. Yo te daba masajes en las sienes para el dolor de cabeza y te quedabas extasiado mucho tiempo en la misma posición. Me descojonaba de tu gesto y te giraba la cabeza para mover el peso y relajar la nuca. Me gustaba verte relajado después de volver de ese trabajo donde una persona en concreto te estresó durante muchos años. Sentía que una de mis principales misiones era proteger a mi hermano pequeño, aliviarlo de los males mundanos.
_Gracias, hermana, que dios te lo pague con un chorbo de los buenos.
_Déjate de chorbos que ya ves el historial
tan desastroso que luzco.
_Llegará, hermana, a la gente buena le acaban llegando las cosas.
Tenías una fe inmensa en mí, me hablabas de mis talentos y de cómo acabaría encontrando mi camino. Yo siempre he tenido una autoestima bastante saludable en comparación a cómo he sido machacada por etapas, me he defendido medianamente bien de los golpes, me he mantenido positiva y con mucha esperanza, con mucha curiosidad por la vida, con mucha pasión por el arte y el mar. Y todas esas ganas de vivir sólo son posibles gracias al AMOR. De tu pareja, de tus hijos, de tu abuela, de tu trabajo o, como en mi caso, el inmenso amor hacia mi hermano.
Reinventar otro faro, otra fuente de amor no creo que esté tanto en mi mano sino en lo que la vida me quite o me ponga por delante. Los que hemos sobrevivido a monstruosos tsunamis sabemos que de nosotros mismos depende poca cosa.
Para que de nuestra voluntad nazcan bellas circunstancias alegres como vivarachas mariposas, la tierra ha de proporcionarnos unas semillas muy conectadas con fuentes amorosas, respetuosas, que te inyecten paz sin notar antiguos pinchazos. Se olvida entonces las pena pasada y aparecen nuevas figuras que nos guían a un mundo nuevo, los fantasmas se convierten en inspiración, las heridas sólo son huellas secas q nos recuerdan la insoportable levedad del ser, los miedos se ahogan en sus propias trampas, se nos acercan las personas necesarias para nuestra transformación, donde queda muerta la vanidad y vivo todo lo demás.
Nunca me ha pasado algo así, pero debe ser maravilloso para los que el universo les concedió una segunda parte.
Dios te bendiga, Samu, estés en la parte que estés.
A veces, este ruido con el que intentabas tapar el ruido del mundo, te hacía petar. Yo te daba masajes en las sienes para el dolor de cabeza y te quedabas extasiado mucho tiempo en la misma posición. Me descojonaba de tu gesto y te giraba la cabeza para mover el peso y relajar la nuca. Me gustaba verte relajado después de volver de ese trabajo donde una persona en concreto te estresó durante muchos años. Sentía que una de mis principales misiones era proteger a mi hermano pequeño, aliviarlo de los males mundanos.
_Gracias, hermana, que dios te lo pague con un chorbo de los buenos.
_Déjate de chorbos que ya ves el historial
tan desastroso que luzco.
_Llegará, hermana, a la gente buena le acaban llegando las cosas.
Tenías una fe inmensa en mí, me hablabas de mis talentos y de cómo acabaría encontrando mi camino. Yo siempre he tenido una autoestima bastante saludable en comparación a cómo he sido machacada por etapas, me he defendido medianamente bien de los golpes, me he mantenido positiva y con mucha esperanza, con mucha curiosidad por la vida, con mucha pasión por el arte y el mar. Y todas esas ganas de vivir sólo son posibles gracias al AMOR. De tu pareja, de tus hijos, de tu abuela, de tu trabajo o, como en mi caso, el inmenso amor hacia mi hermano.
Reinventar otro faro, otra fuente de amor no creo que esté tanto en mi mano sino en lo que la vida me quite o me ponga por delante. Los que hemos sobrevivido a monstruosos tsunamis sabemos que de nosotros mismos depende poca cosa.
Para que de nuestra voluntad nazcan bellas circunstancias alegres como vivarachas mariposas, la tierra ha de proporcionarnos unas semillas muy conectadas con fuentes amorosas, respetuosas, que te inyecten paz sin notar antiguos pinchazos. Se olvida entonces las pena pasada y aparecen nuevas figuras que nos guían a un mundo nuevo, los fantasmas se convierten en inspiración, las heridas sólo son huellas secas q nos recuerdan la insoportable levedad del ser, los miedos se ahogan en sus propias trampas, se nos acercan las personas necesarias para nuestra transformación, donde queda muerta la vanidad y vivo todo lo demás.
Nunca me ha pasado algo así, pero debe ser maravilloso para los que el universo les concedió una segunda parte.
Dios te bendiga, Samu, estés en la parte que estés.
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