Es una de mis fotos favoritas y más dolorosas de contemplar ahora.
Apenas soy capaz de ver tus fotos, menos publicarlas. A mamá le gusta verlas, las manda a la gente orgullosa de lo guapo y feliz que sales. Sin embargo, para mí es terrible, siento como si me clavaran una estaca y me transmutara a un ser de inframundos.
A veces me enfado contigo por el estado en el q me has dejado. Acuérdate de cómo te reías de mí diciendo q era como una niña capaz de disfrutar de cualquier cosa pequeñita, una viñeta de snoopy, un cómic de Esther y su mundo, una ganga en el mercao de los jueves, haber conocido a un perrito nuevo en el barrio... Te reías mucho con mi inmadurez hedonista, y ahora soy incapaz de disfrutar nada, ni un vaso de agua por mucha sed.
Hasta el término disfrutar me hiere, me conformaría con q disminuyera la intensidad de este angustioso delirio. Que mi mente se dulcificara con todo lo bueno que me has dado, teniendo presente lo corta q puede ser la vida, llegar con ello a la conclusión de que este terror y dolor de no tenerte no compensa cuando desconocemos el tiempo que nos queda.
Pero por ahora no tengo esos superpoderes.
Mi corazón está secuestrado por lo que no puede entender, y no sé cómo será liberado. Si seré yo misma cuando una luminosa puerta quede abierta por descuido, si me atreveré a aprovechar ese momento y atravesarla; o si será una persona o situación inesperada que me sorprenda tanto como para yo misma permitirme que todos los muros aislantes queden derribados.
Sé que aunque la ayuda es imprescindible, debo ser yo misma la que de permiso a mis pasos. El problema es que no soy yo misma, el no poder abrazarnos y cantarnos a diario me ha convertido en una desconocida con la que no sé interactuar.
Echo de menos que me hagas covers con tu guitarra para yo adivinar el título. Echo de menos crear canciones de coña para nuestros animales... Nuestra magia y nuestro nervio, ¿dónde suenan ahora?
Te amo, hermano. Cuido a los 3 peques sin fuerza, por ti.
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