Claro que no, claro que no has enloquecido. Y a la vez, claro que es fácil bordear la locura y dejarte tentar por ella como la única que te entiende.
Lo «único» que nos pasa es que no podemos comunicar tanta intensidad en sensaciones por muchos recursos expresivos que tengamos. Las palabras no alcanzan y la valentía de los demás tampoco alcanza para quedarse al lado tantos días como para hacerse una idea. Además, los golpeados aprovechamos la compañía para mostrar un poco de ánimo, cuando en realidad lo que deberíamos es ir enganchándonos a los cuellos y llorarles tantas horas hasta dejarlos bañados. Nos quedaríamos como nuevos en cada asalto.
Pero eso produce incomodidad en el otro, se considera debilidad, un retraso en el proceso de duelo, una pérdida de tiempo, una sensiblería inútil, un desconocimiento de lo fuerte que se ha de ser en la vida. HAY QUE MIRAR HACIA DELANTE, LA VIDA ES DURA... repiten seguros de sí mismos.
Que nunca sepas lo que es perder lo que más amas, que nunca sepas lo que es que se te sequen las entrañas. No se lo deseo ni a mi peor enemigo, aquellos que sólo saben decir que la vida es un cambio constante y que el problema reside en que hay que practicar el desapego. Como si todos los días no fueran iguales en las leyes que nos mantienen con vida, como si la tierra no estuviera locamente apegada al sol y el mar a la luna.
Un roce de la suerte para los desapegados, porque un fuerte abrazo debe suponerles demasiado.
Lo «único» que nos pasa es que no podemos comunicar tanta intensidad en sensaciones por muchos recursos expresivos que tengamos. Las palabras no alcanzan y la valentía de los demás tampoco alcanza para quedarse al lado tantos días como para hacerse una idea. Además, los golpeados aprovechamos la compañía para mostrar un poco de ánimo, cuando en realidad lo que deberíamos es ir enganchándonos a los cuellos y llorarles tantas horas hasta dejarlos bañados. Nos quedaríamos como nuevos en cada asalto.
Pero eso produce incomodidad en el otro, se considera debilidad, un retraso en el proceso de duelo, una pérdida de tiempo, una sensiblería inútil, un desconocimiento de lo fuerte que se ha de ser en la vida. HAY QUE MIRAR HACIA DELANTE, LA VIDA ES DURA... repiten seguros de sí mismos.
Que nunca sepas lo que es perder lo que más amas, que nunca sepas lo que es que se te sequen las entrañas. No se lo deseo ni a mi peor enemigo, aquellos que sólo saben decir que la vida es un cambio constante y que el problema reside en que hay que practicar el desapego. Como si todos los días no fueran iguales en las leyes que nos mantienen con vida, como si la tierra no estuviera locamente apegada al sol y el mar a la luna.
Un roce de la suerte para los desapegados, porque un fuerte abrazo debe suponerles demasiado.
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