De nuevo has aparecido, estabas más jovencito y la tez más clara. De perfil. Me he acercado a tu mejilla y te he dado muchos besitos, te he preguntado, ¿tú sabes lo mucho que te he querido, verdad? Me has dicho que sí, pero nada más. No tenías un ánimo definido, como si carecieras de todas las pasiones, pero la corta secuencia daba más paz que tristeza. La segunda pregunta que te he hecho ha sido: ¿Tú crees en la eternidad? No he recibido respuesta, pero no me provocaba inquietud.
No sé qué significará.
Tal vez los sueños quieren ayudar a mi mente a aceptarte distante y etéreo. Pero tu forma de estar físicamente era tan vivaz y nerviosa que me parece imposible lograrlo.
Hasta hace unos meses en cualquier momento me mandabas al móvil un audio con una idea que se te había ocurrido para diseñar una camiseta, o una nueva letra a la que en casa le pondrías música, hacías imitaciones para que me riera... Tu cabeza no paraba, así que cuando te metías en la cama tardabas dos segundos en quedar dormido a ronquido limpio.
De momento no te siento cerca, la ansiedad me tiene todo el día buscando la manera de conectar. Mi sufrimiento me lo impide, creo densas barreras de incredulidad. Una parte de mí aún espera despertar y descubrir que he estado en coma y todo fue un montaje de nuestro polifacético y teatral cerebro.
5 meses llorando con desgarro sin un día de descanso, y lo que queda...,si sigo así lo mismo me desvanezco, y me disuelvo y no vuelvo, qué fácil sería todo si cayera en otro tipo de sueño o despertara de éste. ¿Cuánto dolor puede resistir un corazón que lleva años sin recibir una alegría? He luchado toda mi vida por mantenerme fuerte, nada me provocaba más rechazo que el victimismo. Yo podía con todo, casi sin ayuda, con todo en mi contra, con familiares con un afilado sentido crítico. Yo podía con todo.
¿Hasta qué punto estoy dispuesta ahora a engañarme? Sin ti no puedo con nada. El desengaño con la vida me dibuja como una mera marioneta que durante años supo responder a los movimientos de los hilos a pesar de mi pequeña constitución. Mis proyectos y mis sueños me proporcionaban la alegría como para reírme de la condición de marioneta que todos somos. Sólo con ilusión es posible vivir sabiendo que no estás a salvo de nada, pues esa ilusión tiene el poder de ponerte a salvo de forma imaginaria.
En mis proyectos y sueños, ¿quién iba a estar? Pues la persona que más amo. Con la que he sentido la ilusión de un nuevo día aunque nada excepcional nos ocurriera. ¿No es ya excepcional que estuviéramos vivos y receptivos a lo bueno que la vida quisiera brindarnos? O al menos que otra desgracia no viniera pronto a atropellarnos.
Y cuando experimentas de nuevo la desgracia sin respiro, tomas conciencia de ser marioneta a la que cada vez le tensan más los hilos. Como si tu vida no fuera más que una prueba eterna. Cuanto más sonrío, más me retan, con menos dientes me dejan.
Quiero estar bien por ti, para integrarte en esta nueva vida que tal vez pueda construir. Pero es demasiado pronto para sentir paz, de ilusión ni hablamos...
Como siempre en cada post tengo la necesidad de gritarte que te quiero y que hubiera hecho cualquier cosa por serenar tu alma y evitar ese accidente que nos ha costado a los dos la vida.
Te quiero y te adoro, mi pequeño tesoro de espalda infinita.
No sé qué significará.
Tal vez los sueños quieren ayudar a mi mente a aceptarte distante y etéreo. Pero tu forma de estar físicamente era tan vivaz y nerviosa que me parece imposible lograrlo.
Hasta hace unos meses en cualquier momento me mandabas al móvil un audio con una idea que se te había ocurrido para diseñar una camiseta, o una nueva letra a la que en casa le pondrías música, hacías imitaciones para que me riera... Tu cabeza no paraba, así que cuando te metías en la cama tardabas dos segundos en quedar dormido a ronquido limpio.
De momento no te siento cerca, la ansiedad me tiene todo el día buscando la manera de conectar. Mi sufrimiento me lo impide, creo densas barreras de incredulidad. Una parte de mí aún espera despertar y descubrir que he estado en coma y todo fue un montaje de nuestro polifacético y teatral cerebro.
5 meses llorando con desgarro sin un día de descanso, y lo que queda...,si sigo así lo mismo me desvanezco, y me disuelvo y no vuelvo, qué fácil sería todo si cayera en otro tipo de sueño o despertara de éste. ¿Cuánto dolor puede resistir un corazón que lleva años sin recibir una alegría? He luchado toda mi vida por mantenerme fuerte, nada me provocaba más rechazo que el victimismo. Yo podía con todo, casi sin ayuda, con todo en mi contra, con familiares con un afilado sentido crítico. Yo podía con todo.
¿Hasta qué punto estoy dispuesta ahora a engañarme? Sin ti no puedo con nada. El desengaño con la vida me dibuja como una mera marioneta que durante años supo responder a los movimientos de los hilos a pesar de mi pequeña constitución. Mis proyectos y mis sueños me proporcionaban la alegría como para reírme de la condición de marioneta que todos somos. Sólo con ilusión es posible vivir sabiendo que no estás a salvo de nada, pues esa ilusión tiene el poder de ponerte a salvo de forma imaginaria.
En mis proyectos y sueños, ¿quién iba a estar? Pues la persona que más amo. Con la que he sentido la ilusión de un nuevo día aunque nada excepcional nos ocurriera. ¿No es ya excepcional que estuviéramos vivos y receptivos a lo bueno que la vida quisiera brindarnos? O al menos que otra desgracia no viniera pronto a atropellarnos.
Y cuando experimentas de nuevo la desgracia sin respiro, tomas conciencia de ser marioneta a la que cada vez le tensan más los hilos. Como si tu vida no fuera más que una prueba eterna. Cuanto más sonrío, más me retan, con menos dientes me dejan.
Quiero estar bien por ti, para integrarte en esta nueva vida que tal vez pueda construir. Pero es demasiado pronto para sentir paz, de ilusión ni hablamos...
Como siempre en cada post tengo la necesidad de gritarte que te quiero y que hubiera hecho cualquier cosa por serenar tu alma y evitar ese accidente que nos ha costado a los dos la vida.
Te quiero y te adoro, mi pequeño tesoro de espalda infinita.
Comentarios
Publicar un comentario