Dicen las torpes lenguas ( los bocas, como tú dirías), que el problema es que estábamos demasiado unidos. ¿ Se puede ser más gilipollas y más hiriente?
Es decir, que puedes sufrir hasta el delirio por una pareja, por un padre o por un hijo... ¿pero a un hermano no se le debe querer tanto? ¿Por si se muere? No sabes, cariño mío, cómo me cuesta escribir esa palabra respecto a tu cuerpo, tu mente y tu guasona energía. Si mantengo esta fuerza mínima iré revelando el ser que eras y que debiste seguir siendo. No te hagas ilusiones desde el cielo, cada día que consigo superar me parece una odisea, no sé cuántas odiseas seré capaz de pisar y ser pisada.
Deseo constantemente tirar la toalla, el golpe me ha dejado ver la vida tal como es, como dice María Belón en sus magníficas conferencias «la vida es asquerosamente injusta.» No es que yo no lo supiera, pero contigo merecía la pena seguir, esa percepción de todo el dolor que hay en el mundo era soportable, teníamos nuestro kit de supervivencia gracias a los animales, la música, el mar...
Pero ya no puedo disfrutar de nada, el sufrimiento y el miedo me comen con el mismo ansia que devorábamos hamburguesas veganas. ¿Te acuerdas cómo flipamos cuando las descubrimos? Menudos atracones, menuda felicidad de disfrutar los detalles. Menudo hedonismo simplista que ha saltado por los aires atentando contra cada célula de mi cuerpo que pide a gritos interiores QUE VUELVAS, QUE ESTO ES LO IMPOSIBLE. LO MÁS IMPOSIBLE QUE PUDO SUCEDER.
Es decir, que puedes sufrir hasta el delirio por una pareja, por un padre o por un hijo... ¿pero a un hermano no se le debe querer tanto? ¿Por si se muere? No sabes, cariño mío, cómo me cuesta escribir esa palabra respecto a tu cuerpo, tu mente y tu guasona energía. Si mantengo esta fuerza mínima iré revelando el ser que eras y que debiste seguir siendo. No te hagas ilusiones desde el cielo, cada día que consigo superar me parece una odisea, no sé cuántas odiseas seré capaz de pisar y ser pisada.
Deseo constantemente tirar la toalla, el golpe me ha dejado ver la vida tal como es, como dice María Belón en sus magníficas conferencias «la vida es asquerosamente injusta.» No es que yo no lo supiera, pero contigo merecía la pena seguir, esa percepción de todo el dolor que hay en el mundo era soportable, teníamos nuestro kit de supervivencia gracias a los animales, la música, el mar...
Pero ya no puedo disfrutar de nada, el sufrimiento y el miedo me comen con el mismo ansia que devorábamos hamburguesas veganas. ¿Te acuerdas cómo flipamos cuando las descubrimos? Menudos atracones, menuda felicidad de disfrutar los detalles. Menudo hedonismo simplista que ha saltado por los aires atentando contra cada célula de mi cuerpo que pide a gritos interiores QUE VUELVAS, QUE ESTO ES LO IMPOSIBLE. LO MÁS IMPOSIBLE QUE PUDO SUCEDER.
Comentarios
Publicar un comentario