Vuelvo a soñar contigo, hoy de forma más intensa que otras noches. Al despertar sentí que era estrictamente lógico que estuvieras ahí, pequeño hermano.
Y no.
Por más veces que fui a tu habitación, NO.
Me he cagado en dios y en mi puta estampa, he llorado sin ruido para no molestar a los durmientes y, tras hacer un esfuerzo para no estampar un vaso contra la pared, cambio el desahogo cagándome de nuevo en dios y en toda santidad de los cojones.
¿Por qué? Básicamente porque creo en dios, sería poco práctico canalizar tanta rabia cagándome en algo en lo que no creo. Desayuno bien, hago la compra, gimnasia, termino unos diseños, limpio la casa, paseo a Parri, tomo el sol en la huerta del malecón; y sólo cuando tras este rito activo alejo la ansiedad, enciendo el móvil.
Entre los primeros posts encuentro una imagen en la que Willy Toledo es acusado por cagarse en dios, al lado la imagen de un cura pederasta no solo no condenado sino agasajado por cierto gremio con un premio a la bondad. Me vuelvo a cagar en los dioses y en las santas moradas.
La vida nos mea, nos defeca con todo tipo de injusticias, nos perturba de infinitas y miserables formas, y hay personas tan fuertes y nobles que, en lugar de vengarse de la existencia sumando martirio contra el prójimo, van y se cagan en dios.
Porque dios se supone que es la hostia, y arremeter contra lo intocable desahoga de cojones.
Cualquier expresión puede ser una herramienta bendita si evita arremeter de forma inequívoca. La fuerza se va por la boca, eso se sabe desde que cristo perdió la sandalia.
Yo necesito hacerlo de vez en cuando como parte del duelo abismal, expresarme con libertad me permite soportar el dolor extremo.
Mi fe en dios es otra de las sensaciones que me permite sobrevivir.
Mi fe de siempre, mi fe antes del infierno, mi fe cuando era consciente del infierno de los demás antes de que llegara el mío. Mi fe de cuando yo era feliz pero empatizaba con el sufrimiento ajeno, ésa es la fe que entiendo como cercana a dios, no basura sectaria con baño de oro que al mínimo golpe queda en evidencia como un divinizado logo de Tous.
No necesito estar de acuerdo con todo lo que hace, piense, exprese Willy Toledo o cualquier otro para revolverme.
Necesito simplemente seguir siendo sensible con las injusticias. Aunque los dioses me hayan golpeado tan fuerte como para que me hubiera convertido en una hija de puta insensible que goza del mal. Me niego y rebelo contra el destino impuesto. Yo prefiero cagarme en dios y seguir amando.
No es mi sentencia favorita ni de lejos, pero disparar metafóricamente contra lo intocable es lo más inocente en un mundo creado de barro y sadismo.
RAQUEL BERMÚDEZ GONZÁLEZ
Y no.
Por más veces que fui a tu habitación, NO.
Me he cagado en dios y en mi puta estampa, he llorado sin ruido para no molestar a los durmientes y, tras hacer un esfuerzo para no estampar un vaso contra la pared, cambio el desahogo cagándome de nuevo en dios y en toda santidad de los cojones.
¿Por qué? Básicamente porque creo en dios, sería poco práctico canalizar tanta rabia cagándome en algo en lo que no creo. Desayuno bien, hago la compra, gimnasia, termino unos diseños, limpio la casa, paseo a Parri, tomo el sol en la huerta del malecón; y sólo cuando tras este rito activo alejo la ansiedad, enciendo el móvil.
Entre los primeros posts encuentro una imagen en la que Willy Toledo es acusado por cagarse en dios, al lado la imagen de un cura pederasta no solo no condenado sino agasajado por cierto gremio con un premio a la bondad. Me vuelvo a cagar en los dioses y en las santas moradas.
La vida nos mea, nos defeca con todo tipo de injusticias, nos perturba de infinitas y miserables formas, y hay personas tan fuertes y nobles que, en lugar de vengarse de la existencia sumando martirio contra el prójimo, van y se cagan en dios.
Porque dios se supone que es la hostia, y arremeter contra lo intocable desahoga de cojones.
Cualquier expresión puede ser una herramienta bendita si evita arremeter de forma inequívoca. La fuerza se va por la boca, eso se sabe desde que cristo perdió la sandalia.
Yo necesito hacerlo de vez en cuando como parte del duelo abismal, expresarme con libertad me permite soportar el dolor extremo.
Mi fe en dios es otra de las sensaciones que me permite sobrevivir.
Mi fe de siempre, mi fe antes del infierno, mi fe cuando era consciente del infierno de los demás antes de que llegara el mío. Mi fe de cuando yo era feliz pero empatizaba con el sufrimiento ajeno, ésa es la fe que entiendo como cercana a dios, no basura sectaria con baño de oro que al mínimo golpe queda en evidencia como un divinizado logo de Tous.
No necesito estar de acuerdo con todo lo que hace, piense, exprese Willy Toledo o cualquier otro para revolverme.
Necesito simplemente seguir siendo sensible con las injusticias. Aunque los dioses me hayan golpeado tan fuerte como para que me hubiera convertido en una hija de puta insensible que goza del mal. Me niego y rebelo contra el destino impuesto. Yo prefiero cagarme en dios y seguir amando.
No es mi sentencia favorita ni de lejos, pero disparar metafóricamente contra lo intocable es lo más inocente en un mundo creado de barro y sadismo.
RAQUEL BERMÚDEZ GONZÁLEZ
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