¿Cuándo emergen los ángeles del mar..., cuando leemos a nuestros semejantes o si describo mi propio oleaje?
¿Cuándo ellos nos rozan y nos refrescan la frente, reverso de la mente..., cuando volamos leyendo fantasía o cuando anclamos el corazón en los párrafos de un superviviente?
¿Cuándo deciden surcar los contaminados estanques de nuestra circulación y filtrar con yodo y sal amargas venas?
¿Con la oración de los viejos mundos, con la creación de nuevos ritos o cuando no pronunciemos ni ansiemos ya nada?
Los ángeles marinos reciben nuestros relatos, sin saber si son vivencias o un sueño atrapado, ellos leen el corazón con la alegría del que no busca respuestas donde no existen formatos.
Escribe y lee en paz sin agotarte en las búsquedas imposibles. Los ángeles del mar no piden conclusiones, se secan plácidamente con el brillo de tus expresiones.
Se empapan de tanto frío al tocarnos que no importa si es real o reinventado lo pronunciado, mientras las palabras sequen sus alas y a nosotros nos salpique su ternura elevada.
¿Cuándo ellos nos rozan y nos refrescan la frente, reverso de la mente..., cuando volamos leyendo fantasía o cuando anclamos el corazón en los párrafos de un superviviente?
¿Cuándo deciden surcar los contaminados estanques de nuestra circulación y filtrar con yodo y sal amargas venas?
¿Con la oración de los viejos mundos, con la creación de nuevos ritos o cuando no pronunciemos ni ansiemos ya nada?
Los ángeles marinos reciben nuestros relatos, sin saber si son vivencias o un sueño atrapado, ellos leen el corazón con la alegría del que no busca respuestas donde no existen formatos.
Escribe y lee en paz sin agotarte en las búsquedas imposibles. Los ángeles del mar no piden conclusiones, se secan plácidamente con el brillo de tus expresiones.
Se empapan de tanto frío al tocarnos que no importa si es real o reinventado lo pronunciado, mientras las palabras sequen sus alas y a nosotros nos salpique su ternura elevada.
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