Sam, te mandamos esta postal con todo el amor del que un corazón es capaz.
Capaz aún de latir, por inaudito que me parezca. Por deseos que tenga de pararlo y quede como el tuyo. Aún late. Y lo cobijo en mamá y en nuestros animales, en lo que más amábamos juntos, multiplicando por dos lo que nunca debió multiplicarse por cero. Es imposible creer que no estés aquí para creer en nuestro cariño, es imposible creer nada, ni siquiera en el vacío, en los ceros, ni siquiera en los números. Se extinguen las ciencias exactas.
Capaz aún de latir, por inaudito que me parezca. Por deseos que tenga de pararlo y quede como el tuyo. Aún late. Y lo cobijo en mamá y en nuestros animales, en lo que más amábamos juntos, multiplicando por dos lo que nunca debió multiplicarse por cero. Es imposible creer que no estés aquí para creer en nuestro cariño, es imposible creer nada, ni siquiera en el vacío, en los ceros, ni siquiera en los números. Se extinguen las ciencias exactas.
Estoy sentada en la terraza de un bar frente a un pequeño parque. Hace un dia precioso y el sol alumbra mi rostro en esta primavera adelantada. Me tomo un te verde con limón y apuro un cigarrillo. Te pienso Raquel. Trato de conectar mi corazón al tuyo para que te llegue por fugaz que sea, un poquito de confianza. Confianza en que la vida da y quita, pero sigue adelante y nosotras aprenderemos a reconstruirnos y tendremos la oportunidad de sonreir de nuevo porque ellos no habrían querido que fuera de otra manera. Un abrazo
ResponderEliminarTe quiero mucho, Marisa.
ResponderEliminarQue así sea.