VOLAR - EL KANKA
Volar, lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Volar, lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Pero desde que cambié el palacio por el callejón
Desde que rompí todas las hojas del guión
Si quieres buscarme, mira para el cielo
Pero desde que me dejé el bolso en la estación
Y le pegué fuego a la tele del salón
Te prometo hermano que mis suelas no tocan el suelo
Solté todo lo que tenía y fui feliz
Solté las riendas y dejé pasar
No me ata nada aquí, no hay nada que guardar
Así que cojo impulso y a volar...
Lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Volar, lo que se dice volar, volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Pero desde que tiré las llaves ya no quiero entrar
Desde que quemé las naves y aprendí a nadar
Si quieres buscarme mira para el cielo
Pero desde que olvidé el teléfono en un bar
Desde que no tengo nada parecido a un plan
Te prometo, HERMANO, que mis suelas no tocan el suelo.
Volar, lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Volar, lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Pero desde que cambié el palacio por el callejón
Desde que rompí todas las hojas del guión
Si quieres buscarme, mira para el cielo
Pero desde que me dejé el bolso en la estación
Y le pegué fuego a la tele del salón
Te prometo hermano que mis suelas no tocan el suelo
Solté todo lo que tenía y fui feliz
Solté las riendas y dejé pasar
No me ata nada aquí, no hay nada que guardar
Así que cojo impulso y a volar...
Lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Volar, lo que se dice volar, volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Pero desde que tiré las llaves ya no quiero entrar
Desde que quemé las naves y aprendí a nadar
Si quieres buscarme mira para el cielo
Pero desde que olvidé el teléfono en un bar
Desde que no tengo nada parecido a un plan
Te prometo, HERMANO, que mis suelas no tocan el suelo.
Hola querida Raquel. Te leo, te quiero y llevo a Samuel en mi pensamiento y aunque los ultimos meses la vida no me ha dado tregua, estoy siempre aquí para ti. Se que habrá sillas vacias en vuestra casa y que mientras las luces de fiesta despistan a muchas personas del dolor ajeno, nosotras daremos las gracias por haber compartido nuestra vida con seres maravillosos que nos han llenado de una forma que muchos jamás comprenderán. Un abrazo.
ResponderEliminarYo también te quiero, Marisa, y a tu hada de chocolate. Quiero recomendarte dos libros q no sé si conoces, EL MENSAJE DE LAS LÁGRIMAS, de Alba Payás, y MÁS ALLÁ DEL DESPERTAR, de Jeff Foster.
ResponderEliminarMientras leo y escribo los ataques de angustian se paran y atienden curiosos a las palabras para recrear el mundo.
Doy gracias a Dios por no haber perdido la concentración ni el apetito, que me da la sensación de que es lo mismo.
Todo lo demás es una nebulosa en la que aún no he encontrado nada q me haga recuperar las ganas de vivir. Un hermano menor, un hijo, cualquier ser amadísimo con el que has llorado de risa durante años... la muerte repentina de un jovencísimo tesoro te deja al margen de tu propia respiración y tacto.
Estoy aquí siempre que quieras para abrazarte muy fuerte.