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Cuando nos volvamos a encontrar - libro de Andrea Rodríguez

Hola, cariño, aquí está tu hermanica de nuevo hecha un ovillo incrédulo, sin poder integrar tu viaje, tratándome una depresión, la primera de mi vida; por lo que voy a ciegas, esforzándome pero a ciegas, ya que no tengo ninguna experiencia en quedarme muerta en vida, sino todo lo contrario, mi experiencia vital consistía en hacer, de cada detalle, un cosmos propio con melodía compartida.
Pero no nos centremos en lo triste aunque mi deseo por ahora sea partir y descansar de este esfuerzo inaudito para reencuentrarme con mi alma gemelica. Pequeño mío, es una lucha con mi mente, mi cuerpo y mi alma en cada asustado despertar. Y por ahora cada día resisto, porque no me olvido de mamá, de los animales, la familia, los amigos y el gran hombre que fue papá. Que papi fue un luchador y no merece que dé mi destino por vencido. Así que te hablaré de lo sostenido.

MAMÁ ME SOSTIENE COMO NADIE. Toda la familia, q no es poca entre los de la ciudad y la costa, están disponibles y accesibles. Concha, Lolo, Juani, Leticia y el bebé Guille vinieron el sábado a vernos, comimos fuera y tomamos el postre en la Glorieta. Guille es como Leti de pequeña, es inevitable al ver a Guille recordar aquellos años 80 en los que su mamá era nuestra inseparable prima de veranos fascinantes. Nuestra infancia, amadísimo Samu, no pudo ser más bonita, y nuestros tíos, primos, abuelos y tíosabuelos tuvieron toda la bendita culpa de ello. Tenemos la suerte de tener una familia esencialmente buena, con sus defectos, pero buena por encima de todo, por lo que fuimos tan queridos desde pequeños... Comí pegadita a Guille, le encanta comer como a ti, ¡¡no veas cómo me acepta gustosamente los palitos de queso!! ¿GUSTAS? Le dirías tú de cachondeo.
Al observar su inocencia recordé la nuestra. La de su madre y la tuya, corriendo cogidos de la mano para que el tito Pedro os diera de su súper el mejor helado. O cromos de las diferentes colecciones que estampabais con mano abierta sobre los álbumes de leyenda infantil.
Cuando recuerdo que te quiero desde siempre, desde el primer momento que fui al hospital y cuenta mamá que me puse de puntillas para asomarme a la canastilla, soy consciente de hasta qué puto punto erra la vida.

Son tantas las personas que sobreviven con esa sensación de que la vida se ha equivocado brutal y cruelmente con ellos... La reina Resiliencia se erige como la salvadora del reino del sufrimiento, y aunque soy toda oídos al aprendizaje de estos mecanismos a través de interesantísimas voces como las de Boris Cyrulnik o Mario Alonso Puig entre otros, no logro derivarte a un segundo plano y ponerme yo delante.

Lo máximo que consigo es distraerme un ratito, paseando, viendo una peli o con un buen libro, son intermedios entre crisis de angustia y llanto, mi diaria programación. Descanso con libros como el de Andrea Rodríguez, «Cuando nos volvamos a encontrar».
Ella ha conseguido renacer tras perder al maravilloso gladiador Pablo Ráez, #siemprefuertes
Su vivencia la transmite con gran amor y talento para la expresión honesta, escribe muy pero que muy bonito. Quería aprender de esta historia por considerarla diferente a la nuestra, por ver el enfoque desde otra perspectiva y salir de mi bucle... Pero me encontré con tantas señales, con tantas corazonadas paralelas que acabé el libro encogida. Luego vi en youtube los vídeos de Pablo y sentí rabia retroactiva, un chico joven y bueno sufriendo tanto.
Sí, son millones de niños y de jóvenes sufriendo. Pero una sola persona sufriendo intensamente representa a todas las demás, porque ni un solo sintiente debe sufrir a ciertos niveles; el inevitable dolor nada tiene que ver con el sufrimiento extremo, que es justo lo opuesto a existir.
Y este es uno de esos libros maravillosos que nunca debió escribirse, porque nunca se ha de sufrir tanto, pero su carácter maravilloso reside en la liberación también narrada: Pablo al deshacerse de su cuerpo, Andrea al asirse al alma.

Está pasando la procesión hoy miércoles como cada año pegada a casa, desde mi habitación se oye la música saliendo de la iglesia donde papá y mamá se casaron y en la que tú y yo juntos tomamos la comunión.

Dicen que hemos de aceptar la muerte por la sencilla razón de que todo es cambio, se olvidan de las tradiciones, la mayoría no sufren el mínimo cambio.
Que Dios nos permitiera cuidar, proteger y salvar a nuestros seres más y mejor amados debería ser una milenaria tradición inmutable.

En su defecto, que Dios os bendiga y tenga en la gloria, papi y hermano, Pablo y todos los que se adelantan y nos cambian a irreversibles, hasta que nos volvamos a encontrar. 💙💙💙💙



Comentarios

  1. Que bonito escribes, que maravilloso sientes. Es tan extraño que consumidas por el dolor seamos capaces de ver lo todo lo bueno que nos rodea. Ahora más que nunca sabemos el privilegio que es contar con la familia y los amigos que nos arropan. Nunca antes fuimos tan conscientes. Un abrazo Raquel y un beso inmenso para tu madre.

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  2. Gracias, Marisa. Todo mi afecto, respeto y mejores deseos para tu alma.

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