Cuando nuestro corazón aún no está templado, en el duelo queda un largo tiempo apartado, y los recuerdos no contemplan los mejores sitios. El pensamiento tirano es el caballo dominante y desbocado. No tiremos la toalla, la gélida toalla, sintamos que existe esa posibilidad de que el corazón, siendo testigo de un cuerpo agotado y una mente hecha añicos, coja las riendas y nos lleve a la concentración de lo que más necesitamos. Puede que un día nosotros mismos nos pongamos de nuestra parte. Nos parece imposible, pero la posibilidad subsiste.
Tendemos a creer que el alma gemela debe ser una pareja, pero el alma es precisamente la que menos entiende de convencionalismos. Claro que puede ser tu pareja, pero también una hermana, tu padre, un hijo, un amigo o un animal no humano. La mayor de las suertes es tener más de una, cuantas más tengas más feliz serás. En mi caso se trata de mi amadísimo hermano Samuel, que no veo ni abrazo de forma material desde marzo de 2018.