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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Hijo de las sirenas II

Una vez érase (y siempre) ese niño nacido de unas entrañas marinas. Su rostro reflejaba la secreta sabiduría de los que no son suficientemente escuchados. Su cuerpo tropezaba con piedras que él era capaz de escuchar, por ello no le importaba seguir topando. Pocos sabían cómo había logrado llegar a Cabo Duna, una minoría estaba convencida de que las mismísimas sirenas que lo trajeron al mundo le acercaron también a tierra firme. Esa minoría que no logró demostrar nada crearon sin embargo toda una leyenda que convirtió al pequeño en el misterio más protegido y querido del refugio. Lúe seguía cada día comunicándose con gatos, liebres, escarabajos y ardillas entre muchas otras divinas creaciones. De noche se quedaba dormido bañando sus pies en la orilla y soñando con el abrazo de sus queridas sirenas. Como cualquier otra criatura no sabía cómo fue traído al mundo, pero recordaba haber emergido de unas profundidades forradas de escamas y largas cabelleras que enrollaban su minúscu

El año

Hoy hace un año que papá se fue. Mi discreto y sabio Samuel, descansa tranquilo, nunca detallaré en tu blog el sufrimiento que nos supuso su agonía, por encima de ese infierno está nuestro amor y fuerza de voluntad para acompañarlo en su enfermedad. Tu fuerza mental y disponibilidad afectiva para que a papá no le faltara nada. Hoy hace un año que verlo descansar nos supuso un alivio. Qué lejos quedaba de mi intuición una mínima sospecha de lo que me aniquilaría a los tres meses. Ayer, un grupo de dolientes nos reuníamos para hablar de los misterios a los que nos dejáis, a mi entender, encadenados. Muchos de nosotros continuamos vivos por la suculenta posibilidad de un reencuentro. Yo creo que es mucho más que una posibilidad, no veo que la muerte sea posible precisamente porque no puedo veros. Y el no poder veros dispara las posibilidades de vuestra forma y contenido. Creo que hasta es posible que en ese reencuentro conservéis vuestra forma si así quedó grabada en nuestra alma.

Hijo de las sirenas

Pasaje 1: Lúe y los patos. Una vez érase (y siempre) un niño nacido de unas entrañas marinas. Su rostro reflejaba la armonía silenciosa de los peces cobijados en pasadizos rocosos. Su cuerpo fluía oscilante como flexibles burbujas ascendentes. Pocos sabían cómo había logrado llegar a Cabo Duna, una minoría estaba convencida de que las mismísimas sirenas que lo trajeron al mundo le acercaron también a tierra firme. Esa minoría que no logró demostrar nada crearon sin embargo toda una leyenda que convirtió al pequeño en el misterio más protegido y querido del refugio. El pequeño Lúe se integró desde su llegada y estableció lúcidas relaciones con cada uno de los animales liberados en Cabo Duna, fue criado por grupos de distintas especies hasta ser descubierto por el único centenar de humanos que habitaba este primer paraíso antiespecista. Lúe pasaba el día comunicándose con gatos, ovejas, pájaros, perros y ratones entre muchas otras divinas creaciones. De noche descansaba a l