No es como estar dentro de una película de dibujos..., es verdaderamente estar dentro de esa película. Es decir, descubres otra naturaleza de la realidad, que la vida y la muerte no existen como tal. No hay carne ni hueso con trascendencia, los interiores son lentos ceniceros que demasiadas veces se adelantan.
Cuando el sufrimiento infame te da consciencia de la estafa quemada, no percibes con tus auténticos y buenos ojos que una mayoría no pierda prematuramente lo más amado. Un monstruillo se cobija bajo tus alas decrépitas, aquellas que soplabas con alegría a viejas y nuevas ventoleras.
El sufrimiento infame transforma tus órganos, al corazón le nacen pinchos, a tu piel escamas, y tus ojos quedan ciegos para cualquier visión del mañana.
Cuando el sufrimiento infame te da consciencia de la estafa quemada, no percibes con tus auténticos y buenos ojos que una mayoría no pierda prematuramente lo más amado. Un monstruillo se cobija bajo tus alas decrépitas, aquellas que soplabas con alegría a viejas y nuevas ventoleras.
El sufrimiento infame transforma tus órganos, al corazón le nacen pinchos, a tu piel escamas, y tus ojos quedan ciegos para cualquier visión del mañana.
Querida Raquel ¿cómo estás? Hemos hecho pausa en nuestros escritos casi al compás.
ResponderEliminarLa vida me va enviando nuevos frentes. Algunas cosas buenas, otras no tanto, pero el carrusel no para y mientras gire, estaremos contra viento y marea.
Deseo con todas mis fuerzas que ese rayito de luz que Samuel seguro enfocará en tu vida de ahora te ayude a coger algo de fuerza. Pienso en tu madre, en lo mucho que te necesita y en que tu fortaleza, quizás aún escondida, irá abriendo el camino para las dos. Cuidaros mucho, quereros mucho. Samuel no desearía otra cosa.
Un abrazo
Gracias, querida, por estar pendiente de mis escritos. Sí, a veces beneficia el desahogo, otras escribir te raspa la poca consistencia que queda.
EliminarHoy precisamente necesitaba actualizar... me es muy difícil entender que haya quien se preocupe por mí sólo a través de la oratoria, sin nada que ofrecer. Es lo que me está pasando con gente muy «cercana». Seguramente también sufras decepciones, y sepas de lo q hablo. Al final la lección es q el infierno se recorre a solas, aunq tengo la esperanza de q asome algún ángel más. Son muy poquitos los q acaban quedándose.
Te doy las gracias por el cariño y los ánimos q me ofreces. Un besazo de alma a alma.