La noche es la parte más llevadera, la pastilla para dormir me relaja unas horas antes del sueño. En ese único momento que estoy relajada aprovecho para relativizar los miedos y abrazar muy fuerte a los peludos, me digo a mí misma que sí puedo.
Lo peor es despertar. Y sentir, otra mañana, que sin ti no merece la pena luchar.
Es cierto q tras 6 meses la puñalada abominable al despertar ha disminuido, es decir, ya no me pilla por sorpresa, el shock está instalado. Se ha acomodado, pues ha encontrado la postura adecuada para alimentarse de una corriente de miedos. Ya no necesita apuñalarme porque ha conseguido llegar a mi centro. Lo abarca todo hasta conseguir bloquear quien yo fui.
Sigo haciendo cosas que me ayuden: pasear con mis mejores amigos, no quedar con cualquier torpe emocional q pueda lastimarme, un poco de ejercicio, pasear a los perros, leer a muchos autores que puedan optimizar mi alma, ver pelis, pensar en apuntarme a algo que me haga ilusión...
¿Ilusión? No sé cómo sacar fuerzas para apuntarme a algo si el hecho de salir a la calle y ver a todas las personas y plazas q disfrutaba contigo me supera. Luego al llegar a casa, sé que hice lo correcto para mi salud, pero la mayoría de veces me estimo tan poco que lo q menos me importa es la corrección.
¿Cómo volver a amarme a mí misma después de dos violaciones emocionales tan tortuosas? Tengo amigos muy inteligentes que me dan claves, que me quieren más de lo que yo pensaba.
Cuando toco fondo, momentos q se repiten a diario, pienso en que no puedo fallarles ni a ellos ni a mi familia. Pero pocas veces pienso que no debo fallarme a mí, no me concentro en mi valía.
¿Dónde quedo yo? ¿Por qué no puedo verme? ¿Por qué no puedo apiadarme de lo q nos ha sucedido y dejar por tanto de maltratarme? Con lo mimosa que fui conmigo misma, ¿por qué ya no me mimo? Justo cuando más lo necesito.
Es como si tuviera la certeza de que sin ti nada irá a mejor, y por ello no quiero confiar de nuevo en la vida y mucho menos encariñarme conmigo misma.
¿Demasiado apego? Esa palabra ha quedado demasiado devaluada, es casi pecado sentir demasiado apego. El apego puede ser algo insustancial, sostenido sólo por miedos e intereses. Lo nuestro era una máxima complicidad de idéntico torrente sanguíneo.
Tengo que llenar ese vacío infinito que dejas con NO SÉ QUÉ.
Sé q ese nosequé es la única forma de escalar el pozo.
Hermano, ¿cómo transformo este sufrimiento en honrar nuestra vida? ¿Cómo hago para no destrozarme y no destrozar una relación tan maravillosa?
Echo de menos tu cara preciosa, tu timidez con los conocidos, tu amabilidad nerviosa con los extraños. Tu disponibilidad para solucionar cualquier pequeño enfado. No soportabas estar enfadado con nadie, nunca te enfadabas más de un ratito, lo q se dice tener pronto. Cuando mamá se enfada siempre ibas tras ella para serenarla e irte al trabajo con esa tranquilidad. Nunca, pero nunca jamás te vi discutir con papá ni una sola vez en la vida, y eso me tiene pasmada, en tantos años de convivencia diaria ni una mala palabra. Tantísimo le respetabas y le amabas. Al irse papá, tu corazón se volvió aún más sensible al trato que en algunos sitios te daban. Muchas personas no te apoyaron lo suficiente en un momento tan tremendo.
A mí me queda la seguridad de que te abrazaba, te daba besos y te animaba a que descansaras de tanto trabajo en carretera y viajaras, q como mínimo te fueras
los findes a la casa de la playa.
Pero este apoyo que te di nunca va a ser suficiente para encontrar paz. Te veo en cada reflejo del más opaco cristal, imagina cuánto te veo en las superficies más brillantes.
Nuestro mundo de comics, conciertos, misterios existenciales, animales, amor y humor surrealista fue devorado de forma abrupta. He dejado de entender el mecanismo del mundo, y me he quedado, ante esos mecanismos, expuesta y en pelotas. Te volverías loco de atar si fueras testigo distanciado de este sufrimiento. Es lo único q frena mi llanto. Pienso en la posibilidad de que nos estés viendo y agarro un libro, disimulo mi estado, y mientras leo voy pensando.... tranquila, pequeñita, la vida es veloz y se esfuma sin aviso, tal vez no nos quede tanto tiempo de tormento.
O tal vez, un inesperado día luzca con la ilusión por devorar unas cuantas experiencias más y unos cuantos libros antes de reencontrarnos. Pues cosas nuevas habré de contarte.
Te amo, tesoro, nuestra manada te manda la misma luz amigable que emanabas.
Lo peor es despertar. Y sentir, otra mañana, que sin ti no merece la pena luchar.
Es cierto q tras 6 meses la puñalada abominable al despertar ha disminuido, es decir, ya no me pilla por sorpresa, el shock está instalado. Se ha acomodado, pues ha encontrado la postura adecuada para alimentarse de una corriente de miedos. Ya no necesita apuñalarme porque ha conseguido llegar a mi centro. Lo abarca todo hasta conseguir bloquear quien yo fui.
Sigo haciendo cosas que me ayuden: pasear con mis mejores amigos, no quedar con cualquier torpe emocional q pueda lastimarme, un poco de ejercicio, pasear a los perros, leer a muchos autores que puedan optimizar mi alma, ver pelis, pensar en apuntarme a algo que me haga ilusión...
¿Ilusión? No sé cómo sacar fuerzas para apuntarme a algo si el hecho de salir a la calle y ver a todas las personas y plazas q disfrutaba contigo me supera. Luego al llegar a casa, sé que hice lo correcto para mi salud, pero la mayoría de veces me estimo tan poco que lo q menos me importa es la corrección.
¿Cómo volver a amarme a mí misma después de dos violaciones emocionales tan tortuosas? Tengo amigos muy inteligentes que me dan claves, que me quieren más de lo que yo pensaba.
Cuando toco fondo, momentos q se repiten a diario, pienso en que no puedo fallarles ni a ellos ni a mi familia. Pero pocas veces pienso que no debo fallarme a mí, no me concentro en mi valía.
¿Dónde quedo yo? ¿Por qué no puedo verme? ¿Por qué no puedo apiadarme de lo q nos ha sucedido y dejar por tanto de maltratarme? Con lo mimosa que fui conmigo misma, ¿por qué ya no me mimo? Justo cuando más lo necesito.
Es como si tuviera la certeza de que sin ti nada irá a mejor, y por ello no quiero confiar de nuevo en la vida y mucho menos encariñarme conmigo misma.
¿Demasiado apego? Esa palabra ha quedado demasiado devaluada, es casi pecado sentir demasiado apego. El apego puede ser algo insustancial, sostenido sólo por miedos e intereses. Lo nuestro era una máxima complicidad de idéntico torrente sanguíneo.
Tengo que llenar ese vacío infinito que dejas con NO SÉ QUÉ.
Sé q ese nosequé es la única forma de escalar el pozo.
Hermano, ¿cómo transformo este sufrimiento en honrar nuestra vida? ¿Cómo hago para no destrozarme y no destrozar una relación tan maravillosa?
Echo de menos tu cara preciosa, tu timidez con los conocidos, tu amabilidad nerviosa con los extraños. Tu disponibilidad para solucionar cualquier pequeño enfado. No soportabas estar enfadado con nadie, nunca te enfadabas más de un ratito, lo q se dice tener pronto. Cuando mamá se enfada siempre ibas tras ella para serenarla e irte al trabajo con esa tranquilidad. Nunca, pero nunca jamás te vi discutir con papá ni una sola vez en la vida, y eso me tiene pasmada, en tantos años de convivencia diaria ni una mala palabra. Tantísimo le respetabas y le amabas. Al irse papá, tu corazón se volvió aún más sensible al trato que en algunos sitios te daban. Muchas personas no te apoyaron lo suficiente en un momento tan tremendo.
A mí me queda la seguridad de que te abrazaba, te daba besos y te animaba a que descansaras de tanto trabajo en carretera y viajaras, q como mínimo te fueras
los findes a la casa de la playa.
Pero este apoyo que te di nunca va a ser suficiente para encontrar paz. Te veo en cada reflejo del más opaco cristal, imagina cuánto te veo en las superficies más brillantes.
Nuestro mundo de comics, conciertos, misterios existenciales, animales, amor y humor surrealista fue devorado de forma abrupta. He dejado de entender el mecanismo del mundo, y me he quedado, ante esos mecanismos, expuesta y en pelotas. Te volverías loco de atar si fueras testigo distanciado de este sufrimiento. Es lo único q frena mi llanto. Pienso en la posibilidad de que nos estés viendo y agarro un libro, disimulo mi estado, y mientras leo voy pensando.... tranquila, pequeñita, la vida es veloz y se esfuma sin aviso, tal vez no nos quede tanto tiempo de tormento.
O tal vez, un inesperado día luzca con la ilusión por devorar unas cuantas experiencias más y unos cuantos libros antes de reencontrarnos. Pues cosas nuevas habré de contarte.
Te amo, tesoro, nuestra manada te manda la misma luz amigable que emanabas.
Comentarios
Publicar un comentario